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La festividad de San José

Una tradición que se perdió




Desde fines del siglo XIX y durante las primeras décadas del siglo XX todos los 19 de marzo se conmemoraba la festividad de San José. La cual adquiría mucha importancia en el Barrio del Pito donde estaba radicada la colectividad siciliana que había traído al país esa costumbre. La comisión organizadora de la fiesta fue pre¬sidida por mucho tiempo por don José Errante. De la misma formaron parte los más carac¬terizados vecinos y si se lla¬maban José, eran recibidos con mayor entusiasmo por llevar el mismo nombre del santo. La festividad comenzaba antes con abundante vino en la casa del presidente, el citado Errante, que era un próspero carnicero del barrio y posteriormente quintero. Se preparaba el programa y luego consultaban con el padre Zacarías-Montalvo, quien los comprendía perfectamente y accedía a los pedidos.

El 18 de marzo por la tarde comenzaba la fiesta con disparos de bom¬ba en la plaza Nueve de Julio y recorrida por distintas par¬tes del barrio de la banda de música di¬rigida por don Cándido Morábito. Formada por varios de sus hijos y algunos simula¬dos músicos, a quienes había refugiado en su casa por disgustos hogareños en la propia. Se trataba de algunos holgazanes expulsados de sus casas por sus propios padres por querer vivir sin trabajar. Estos vagos encontraban refugio en el domicilio de don Cándido, ubicado en las cercanías de la plaza Belgrano. Como su trabajo por la participación de la banda, se cobraba por los componentes, siempre había uno o dos disfrazados de músicos; con instrumentos desvencijados o trompetas sin llaves.[1] Los ubicaba en el medio para que no se notara el fraude.

El día de San José todo el barrio se movilizaba. Los comercios del lugar se adherían y cerraban sus puertas durante toda la jornada. Con las primeras luces del alba se escuchaban las salvas de bombas de es¬truendo. A las diez de la mañana había una misa cantada y a las once se escuchaban los estampidos de una estruendosa batería, que siempre provocaba la fuga desbocada de algún caballo con el correspondiente sulky o charret, colocado cerca del almacén 'El Milagro' de Don Juan Falabella.[2]

A las tres de la tarde se realizaba la procesión con la imagen del santo. Los vecinos del Barrio del Pito a veces discutían con el sacerdote que reemplazaba al padre Zacarías, porque ellos querían que la procesión se hiciera primero por el ba¬rrio y después ir hasta la Iglesia Nuestra Señora del Rosario como era costumbre. El padre Zacarías accedía a sus pedidos, pero cuando, ocasionalmente era reemplazado por otro, no era tan sencillo obtener dicha autorización y no siempre la obtenían. En algunos casos los feligreses bebían en exceso de una damajuana que podía ser de cinco o de diez litros. La cual iba pasando de mano en mano y de boca en boca, generalmente con el tinto hecho en casa de los miembros de la comisión y por ello alguna vez el estado de ebriedad les hizo protagonizar algunos incidentes, que afortunadamente fueron de poca importancia.

Después de la procesión, por la noche; había fuegos artificiales y música ejecutada por la banda de don Cándido Morábito, concluyendo los festejos a la madrugada.

La fiesta de San José al¬canzó dimensiones muy importantes en un comienzo, pero cuando se produjo el cambio generacional y a medida, que los primeros pobladores del barrio desaparecieron, la fiesta se fue apagando, hasta desaparecer como desaparecieron otras traídas por los primeros inmigrantes.[3].


Por Rubén Osvaldo Cané Nóbile


CITAS


1) - Las llaves o pistones son las piezas de la trompeta que al ser presionadas modifican la altura de un sonido. https://es.wikipedia.org/wiki/Llave_(m%C3%BAsica). Consulta del 16/03/2021.

2) - Otro almacén del barrio pertenecía al Sr. Luchetti. Allí los parroquianos se reunían para jugar a las 'murras', o 'el patrón y soto' o conversar sobre asuntos del trabajo, la ciudad o la patria lejana de donde se recibía de vez en cuando alguna carta. La murra o morra es un juego de manos que consiste en acertar el número de dedos mostrados entre dos jugadores Los dos jugadores esconden un puño detrás de la espalda. Después cada jugador a la vez dice el número de dedos que cree que habrán extendidos entre las dos manos y simultáneamente muestran las manos. La puntuación mínima obtenible es 2, ya que no existe el cero (el puño cerrado vale 1). La palabra morra significa 10 dedos, quiere decir las dos manos abiertas, una de cada jugador.

El jugador que haya acertado gana. Si ninguno… ha acertado, se vuelve a empezar.

Se suele jugar partidos a quién llega antes a los 5 o 21 puntos, manteniendo siempre una ventaja de 2 victorias sobre el otro jugador: si se da el caso de un empate de 4 a 4, se juega por el punto de ventaja, debiendo conseguir otro punto sucesivamente para ganar el partido. Este juego se sigue practicando en la actualidad. https://es.wikipedia.org/wiki/Morra. Consulta del 17/03/2021.

El patrón y soto es un juego de naipes que tiene su origen en Italia (ital. Padrone e sotto). Fue prohibido por edicto policial por las disputas a que daba lugar, pues se jugaba por vino y el ganador disponía quién podía beberlo, negándoselo a los otros.

3) - Menta, Francisco Antonio: “Crónicas Lugareñas”. “El Barrio del Pito” en “La Razón de Chivilcoy” del 17 de octubre de 1976.

4) - Imagen tomada de http://www.archivoliterariochivilcoy.com/wp-content/uploads/2018/01/27336502_2029855863723587_3000837714845815253_n.jpg. Consulta del 09/03/2021.



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